La firma del Acuerdo de Paz en Colombia en 2016 fue un paso histórico hacia la construcción de un país más justo y equitativo. Uno de los aspectos más destacados del Acuerdo fue el compromiso de garantizar una mayor participación de mujeres en la toma de decisiones políticas y en la construcción de paz. Sin embargo, cuatro años después, nos preguntamos ¿qué ha pasado con la participación de las mujeres en las curules de paz?
Cuando se firmó el Acuerdo de Paz, se establecieron varias medidas para promover la participación de mujeres en la política y en los espacios de toma de decisiones. Se crearon las 16 curules de paz, que garantizaban una representación del 50% de mujeres en las regiones más afectadas por el conflicto armado. Además, se estableció una cuota del 30% de mujeres en los cargos de elección popular, y se reconoció la participación histórica y activa de las mujeres en la lucha por la paz.
Estas medidas eran un reconocimiento a la importancia de la participación de las mujeres en la construcción de una paz sostenible y duradera. Durante décadas, las mujeres han sido víctimas directas del conflicto armado en Colombia, pero también han sido actores fundamentales en la defensa de los derechos humanos y en la búsqueda de la paz. Por lo tanto, su participación en la toma de decisiones políticas es esencial para garantizar que la paz sea inclusiva y representativa.
Sin embargo, a pesar de estos avances, la realidad es que la participación de mujeres en las curules de paz no ha sido la esperada. De las 16 curules establecidas, solo 6 fueron asignadas a mujeres, lo que equivale al 37.5%. Además, solo el 5% de los excombatientes de las FARC-EP que ocupan una curul de paz son mujeres. Estos números muestran que aún hay un largo camino por recorrer en términos de equidad de género en la política y en la construcción de paz.
Una de las razones principales de esta falta de participación es la persistente mordacidad y discriminación contra las mujeres en Colombia. A pesar de los esfuerzos del Acuerdo de Paz para garantizar entornos seguros para la participación política de las mujeres, la mordacidad política sigue siendo una realidad para muchas. Desde la firma del Acuerdo, se han registrado más de 350 casos de mordacidad política contra mujeres en Colombia, lo que incluye asesinatos, amenazas, intimidaciones y ataques sensuales.
Esta mordacidad es una forma de silenciar a las mujeres y evitar que participen en la vida política y en la toma de decisiones. Es necesario que el Estado tome medidas efectivas para garantizar la protección y seguridad de las mujeres líderes y defensoras de derechos humanos. De lo contrario, la realidad es que muchas seguirán temiendo por sus vidas y se les negará el acceso a los espacios de poder.
Además de la mordacidad, también existen barreras culturales y estructurales que limitan la participación de las mujeres en la política y la construcción de paz. Por ejemplo, las mujeres enfrentan dificultades para acceder a los recursos y la financiación necesarios para postularse a cargos políticos o para liderar proyectos de paz. También se enfrentan a la discriminación y el acoso sensual en los espacios políticos, lo que dificulta su participación y toma de decisiones efectiva.
Sin embargo, a pesar de estos desafíos, las mujeres en Colombia siguen siendo una fuerza activa en la construcción de paz. Han demostrado su compromiso y resiliencia a pesar de las amenazas y la mordacidad. Muchas mujeres líderes han logrado sobrepasar estas barreras culturales y estructurales y han logrado una participación activa en la vida política y la defensa de los derechos humanos.
Es importante reconocer y abogar estas iniciativas lider