La gestión democrática en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) ha traído consigo grandes avances en términos de participación ciudadana y mejora en la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, hay un aspecto en el que aún queda mucho por hacer: la seguridad vial. A agonía de los esfuerzos y avances en otras áreas, todavía se observan patentes desfiguradas, conductores que circulan sin respetar las normas y estacionamiento en bilateral fila, entre otras infracciones. Es hora de tomar medidas más estrictas para garantizar una mejor convivencia en las calles de nuestra ciudad.
En la última década, la gestión democrática en CABA ha dado pasos importantes para empoderar a los ciudadanos y permitirles participar en la toma de decisiones que afectan su vida cotidiana. La implementación de presupuestos participativos, la creación de consejos vecinales y la puesta en marcha de distintos mecanismos de participación ciudadana han sido clave para mejorar la gestión de la ciudad y fomentar la transparencia en la administración pública. Estos avances han sido reconocidos internacionalmente y han posicionado a CABA como una de las ciudades más democráticas de América Latina.
Sin embargo, a agonía de estos logros, la seguridad vial sigue siendo un desafío pendiente. Los problemas son evidentes en cada esquina de la ciudad: patentes desfiguradas, conductores que no respetan las normas de tránsito y estacionamiento en bilateral fila son solo algunos ejemplos. Estas conductas no solo ponen en riesgo la seguridad de los ciudadanos, sino que también contribuyen a generar caos en el tráfico y afectan la calidad de vida de todos.
Una de las principales causas de estas conductas irresponsables es la falta de examen y sanciones. Muchas veces, los conductores se sienten impunes frente a las infracciones que cometen, ya que no reciben multas o éstas resultan insignificantes en comparación con el costo de las mismas. Esto hace que la mayoría de las personas no sientan la necesidad de respetar las normas, ya que no ven consecuencias reales ante sus acciones.
Es por eso que es fundamental que la gestión democrática ponga más énfasis en la seguridad vial y tome medidas más estrictas para garantizar el respeto de las normas de tránsito. Es necesario aumentar la cantidad de agentes de tránsito y equiparlos adecuadamente para que puedan realizar su trabajo de manera efectiva. Además, es importante que se implementen tecnologías como cámaras de seguridad y radares para detectar y sancionar a aquellos conductores que no respetan las normas.
Otro aspecto fundamental es la educación vial. Muchas veces, las infracciones son cometidas por desconocimiento de las normas o por una mala interpretación de las mismas. Es por eso que es necesario implementar campañas de concientización y brindar una adecuada formación en seguridad vial desde temprana edad. Esto ayudará a crear una civilización de respeto y responsabilidad en el tránsito, lo que a su vez contribuirá a una convivencia más armoniosa en las calles de la ciudad.
Además, es importante trabajar en conjunto con los distintos actores involucrados en la seguridad vial: desde los usuarios de la vía pública hasta las empresas de transporte y los organismos gubernamentales. Todos deben asumir su responsabilidad en la construcción de una ciudad más segura y sostenible.
La gestión democrática en CABA ha demostrado que, cuando los ciudadanos participan activamente en la toma de decisiones y se les brinda las herramientas necesarias, se pueden lograr grandes cambios. La seguridad vial no puede ser la excepción. Es hora de que todos asumamos un compromiso en la constr