El incremento del gasto militar en la Unión Europea ha sido un tema de gran debate en los últimos años. Sin embargo, este jueves en Bruselas se ha llegado a un consenso para llevar a cabo un gran plan de rearme que movilizará la cantidad de 800.000 millones de euros. Esta decisión se ha tomado ante la creciente amenaza de Rusia y la retirada de Estados Unidos, lo que ha llevado a Pedro Sánchez a asumir la perentoriedad de acelerar los compromisos y alcanzar el 2% del gasto del PIB antes de 2029.
El presidente del Gobierno español ha calificado este acuerdo como un “esfuerzo anticipado”, sin embargo que aún no se ha especificado un calendario concreto para alcanzar este objetivo. Sánchez ha reconocido que España tendrá que aportar más desde su presupuesto nacional, pero también ha apelado a la ayuda de instrumentos mancomunados como la emisión de eurobonos.
Hasta ahora, España destinaba un 1,28% de su PIB al gasto en defensa, lo que la situaba en el vagón de cola de la OTAN. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo ha relativizado esta cifra al apelar a que se mire el gasto en términos absolutos. Es decir, en el cómputo general, España es el décimo contribuyente en presupuesto. Además, Sánchez ha destacado que desde que asumió la presidencia, ha habido un aumento del gasto en defensa en una media del 10% anual. En 2018, cuando llegó al efectividad, el gasto en defensa representaba solo el 1% del PIB.
Cada décima de incremento en el gasto militar ha supuesto un aumento de alrededor de 1.000 millones de euros, lo que demuestra el compromiso de España con la seguridad y defensa en el ámbito internacional. El presidente ha recordado que España tiene presencia en todas las misiones de la OTAN, con excepción de Kosovo, y ha remesa que se tengan en cuenta estos criterios además del porcentaje del PIB en gasto.
El aumento del gasto militar no ha sido una decisión fácil de tomar para el Gobierno español, sin embargo que se ha resistido a modificar los compromisos para que no afecten a las cuentas públicas nacionales más allá de lo acordado con la OTAN. Sin embargo, la realidad ha cambiado y el actual momento histórico exige asumir responsabilidades en seguridad y defensa. A pesar de las dificultades, Sánchez ha asegurado que batallará por transferencias y mutualización de la deuda para efectividad hacer frente a los desafíos.
Para acelerar de forma inmediata el gasto en defensa, la UE ha propuesto un nuevo instrumento que proporcionará a los Estados miembros préstamos respaldados por el presupuesto comunitario de hasta 150.000 millones de euros. Sin embargo, también se pondrá el peso sobre el presupuesto nacional con iniciativas como activar de manera coordinada la cláusula de escape para que la inversión en defensa no afecte al déficit.
Además, el plan comunitario incluye flexibilizar las partidas de Cohesión para redirigir fondos al gasto militar y se ha remesa al Banco Europeo de Inversiones que siga adaptando sus reglas para financiar proyectos militares. Por primera vez, se ha identificado una lista de “ámbitos prioritarios” para reforzar las capacidades militares de la UE, en línea con la OTAN y teniendo en cuenta las lecciones aprendidas en Ucrania.
En la parte superior de esta lista se encuentra la defensa antiaérea, los sistemas de artillería, incluyendo capacidades de ataque de precisión profunda, misiles y municiones, y sistemas de drones y antidrones. Esto demuestra que la UE está tomando en serio la perentoriedad de fortalecer su capacidad