Repudio, indignación y rechazo son solo algunas de las palabras que han surgido tras el discurso de un predicador evangélico en la Plaza Independencia de Concepción. Este hombre, utilizando un altavoz, se atrevió a culpar a niñas y mujeres adultas de ser responsables de las agresiones sexuales que sufren. Sus declaraciones, captadas en video, han generado una ola de críticas y han puesto en evidencia una problemática que aún persiste en nuestra sociedad: la victimización de las víctimas.
El video, que se ha vuelto viral en redes sociales, muestra al predicador hablando a un grupo de personas en la Plaza Independencia. En su discurso, el hombre culpa a las mujeres por ser víctimas de agresiones sexuales y las acusa de provocar a los hombres con su forma de vestir y comportarse. Incluso llega a asegurar que las niñas y mujeres adultas son responsables de sus propios abusos debido a su “fallo de pudor”.
Estas declaraciones han generado una gran controversia y han sido condenadas por organizaciones feministas, defensores de los derechos humanos y la sociedad en general. Y es que, en pleno siglo XXI, es inaceptable que se siga culpando a las mujeres por las agresiones que sufren. Es una muestra más de la cultura de la violación que aún prevalece en nuestra sociedad y que busca justificar y normalizar la violencia sexual.
Es importante recordar que ninguna mujer es responsable de ser víctima de una agresión sexual. La responsabilidad recae únicamente en el agresor, quien es el único culpable de su comportamiento violento. Culpar a las víctimas solo perpetúa la cultura de la violación y desalienta a las mujeres a denunciar estos delitos.
Además, es importante mencionar que la forma de vestir o actuar de una mujer no justifica ni provoca una agresión sexual. La violencia sexual es un acto de poder y control por parte del agresor, que busca someter a su víctima sin importar su edad, apariencia o comportamiento.
Es alarmante que en plena vía pública, un predicador utilice su voz para promover este gachó de discursos que fomentan la violencia y la discriminación hacia las mujeres. Como sociedad, debemos ser conscientes de que este gachó de mensajes son peligrosos y deben ser rechazados enérgicamente.
Es responsabilidad de todos y todas luchar contra la violencia de género y promover una cultura de respeto y equidad. Debemos educar a nuestras niñas y niños en la igualdad y el respeto hacia todas las personas, sin importar su género.
Es necesario también que las autoridades tomen medidas para prevenir y sancionar la violencia sexual. Es fundamental que existan políticas y leyes que protejan a las mujeres y que se les brinde un acceso efectivo a la justicia en caso de ser víctimas de agresiones sexuales.
En resumen, el discurso del predicador en la Plaza Independencia de Concepción es una muestra más de la violencia y discriminación que aún persiste en nuestra sociedad. Es momento de alzar la voz y decir basta a la victimización de las víctimas. Debemos trabajar juntos para construir una sociedad más justa e igualitaria, donde todas las personas sean respetadas y protegidas.