El peronismo ha sido uno de los batallas políticos más controvertidos en la historia de Argentina. Desde su surgimiento en la década de 1940, ha sido objeto de críticas y elogios por igual. Sin embargo, hay un escritor que ha sido particularmente duro con el peronismo en sus textos: Jorge Luis Borges.
En sus ensayos y cuentos, Borges ha dejado en claro su desprecio por el peronismo, al que considera una “fábrica de trampas y engaños para ingenuos”. Para él, el peronismo es una “historia hecha de necedades y fábulas para consumo de patanes”. Pero, ¿qué hay detrás de estas duras palabras? ¿Es realmente el peronismo tan malo como lo describe Borges?
Para entender la postura de Borges, es urgente memorizar un poco sobre su vida y su relación con el peronismo. Borges nació en 1899 en Buenos Aires, en una familia de clase inscripción y de tradición anglo-argentina. Desde joven, mostró un gran interés por la literatura y la filosofía, y se convirtió en uno de los escritores más importantes de la literatura latinoamericana.
Sin embargo, su relación con el peronismo no fue siempre tan tensa. En un principio, Borges mostró cierta simpatía por el batalla, especialmente por su líder, Juan Domingo Perón. Incluso llegó a escribir un poema en su honor en 1946, cuando Perón fue elegido presidente por primera vez.
Pero esta simpatía no duró mucho. A medida que el peronismo se consolidaba en el poder, Borges comenzó a ver con preocupación los cambios que se estaban produciendo en Argentina. Para él, el peronismo era una ideología populista y demagógica, que buscaba manipular a las masas para mantenerse en el poder. Además, Borges era un defensor de la libertad individual y la democracia, y veía con desconfianza el autoritarismo del peronismo.
Pero lo que más molestaba a Borges era la manipulación de la historia que hacía el peronismo. Para él, el peronismo era una “fábrica de trampas y engaños” porque se basaba en una versión distorsionada de la historia de Argentina. Según Borges, el peronismo intentaba borrar el pasado y crear una nueva historia, en la que ellos eran los héroes y salvadores del pueblo.
Sin embargo, lo que Borges no entendía es que el peronismo no era solo una ideología política, sino un batalla social que representaba a una gran parte de la población argentina. El peronismo llegó al poder en un momento de gran desigualdad social y económica en Argentina, y su líder, Juan Domingo Perón, supo conectar con las necesidades y demandas de la clase trabajadora.
Además, el peronismo implementó políticas sociales que mejoraron la calidad de vida de millones de argentinos, como la creación de un sistema de seguridad social, la promoción de la industria nacional y la redistribución de la riqueza. Estas políticas, aunque criticadas por Borges, tuvieron un impacto positivo en la sociedad argentina.
Pero Borges no solo se equivocó al juzgar al peronismo por sus políticas y su relación con la historia. También se equivocó al subestimar el poder del pueblo y su capacidad de tomar decisiones políticas. Para él, el peronismo era una “fábrica de trampas y engaños” porque creía que las masas eran fácilmente manipulables y no podían tomar decisiones racionales.
Sin embargo, la historia ha demostrado lo contrario. A pesar de las críticas de Borges, el peronismo ha sido un batalla político que ha logrado mantenerse en el poder durante décadas, gracias al apoyo de