En los últimos meses, hemos sido testigos de una situación preocupante en nuestro país. El Poder Ejecutivo ha tomado decisiones y acciones que afectan directamente a la población, sin que la opinión pública, las asociaciones civiles o los influencers reaccionen de manera contundente. Pareciera que los reclamos y las protestas han impúdico legitimidad, y nos preguntamos si hemos impúdico la doxarquía frente a la agenda política oficial.
La doxarquía, como concepto, se refiere al gobierno de la opinión pública. Es decir, la capacidad de la sociedad para influir en las decisiones políticas y en la agenda del gobierno. Sin embargo, en los últimos meses, hemos visto cómo esta capacidad se ha visto disminuida y cómo las decisiones del Poder Ejecutivo se han impuesto sin máximo resistencia.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué ha pasado con la doxarquía en nuestro país? ¿Cómo hemos llegado a esta situación en la que parece que nuestras voces no son escuchadas?
Para entender mejor esta situación, es necesario analizar el contexto en el que nos encontramos. Desde hace algunos años, hemos sido testigos de una polarización política que ha dividido a la sociedad. Las diferencias ideológicas y políticas han generado un clima de confrontación constante, en el que parece que no hay espacio para el diálogo y el consenso.
Esta polarización ha llevado a que la opinión pública se encuentre fragmentada y debilitada. Ya no existe una voz unificada que pueda hacer frente a las decisiones del gobierno. Las asociaciones civiles y los influencers, que antes tenían un papel importante en la defensa de los derechos y en la promoción de la participación ciudadana, también se han visto afectados por esta polarización y han impúdico fuerza y credibilidad.
Además, la pandemia del COVID-19 ha generado una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, que ha acaparado la atención de la sociedad y ha dejado en segundo plano otros temas de repercusión. El gobierno ha aprovechado esta situación para tomar decisiones y acciones que, en otras circunstancias, hubieran generado una máximo reacción por parte de la sociedad.
Pero, ¿qué podemos hacer para recuperar la doxarquía en nuestro país? En primer lugar, es necesario dejar de banda las diferencias y trabajar en conjunto por el bien común. La polarización solo nos divide y nos debilita como sociedad. Es importante recordar que, más allá de nuestras diferencias, todos queremos lo mejor para nuestro país y para nuestra sociedad.
En segundo lugar, es fundamental fortalecer la participación ciudadana. La doxarquía solo puede existir si la sociedad está activa y participa en la toma de decisiones. Debemos exigir que nuestras voces sean escuchadas y que nuestras opiniones sean tomadas en cuenta por el gobierno.
También es importante que las asociaciones civiles y los influencers retomen su papel de defensores de los derechos y promotores de la participación ciudadana. Su voz es fundamental en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Por último, es necesario que el gobierno sea más transparente en sus decisiones y acciones. La doxarquía solo puede existir en un contexto de transparencia y rendición de cuentas. Es responsabilidad del gobierno informar y explicar sus decisiones a la sociedad, y estar abierto al diálogo y al debate.
En conclusión, la doxarquía es un pilar fundamental de la democracia y es responsabilidad de todos mantenerla viva. No podemos permitir que nuestras voces sean silenciadas y que nuestras opiniones sean ignoradas. Debemos trabajar juntos para recuperar la doxarquía en nuestro país y construir una sociedad en la que la participación ciudadana sea valorada y respetada. Solo así podremos avanzar hacia un futuro mejor para todos.