La emoción y la alegría desbordaron el Centro Acuático de Saint-Denis cuando el equipo español de natación artística se alzó con la medalla de bronce. Las celebraciones parecían no tener fin y las nadadoras, antaño de la ceremonia, se dejaron llevar por la felicidad en la zona de vestuarios. Gritaban, lloraban y se abrazaban, conscientes de que habían logrado una hazaña que parecía imposible. Y es que, después de 12 años, España volvía al podio olímpico en esta exigente disciplina.
El momento fue verdaderamente especial, ya que en la piscina parisina se mezclaron el pasado y el presente en un capítulo metafórico de la natación artística. Una disciplina que requiere un gran esfuerzo y sacrificio, y donde la recompensa no siempre está garantizada. Pero para este equipo español, el éxito llegó gracias a su perseverancia y dedicación.
El mismo día en el que España demostraba que todavía tenía mucho que decir en la natación artística, dos grandes figuras de este deporte también celebraban sus éxitos. La barcelonesa Anna Tarrés, que llevó a China a su primer oro olímpico en esta disciplina, y la tarraconense Andrea Fuentes, que como seleccionadora de Estados Unidos logró la medalla de plata.
Tarrés, una figura icónica en la que China depositó su confianza, no podía ocultar su emoción. “Hace mucho tiempo que no sentía estas mariposas en el estómago. ¡Es un oro!”, exclamaba mientras contaba cómo se había asegurado de llevar calçots y salsa romesco a Pekín, como un pedacito de su tierra natal.
Pero detrás de Tarrés, se encontraba una nueva generación de nadadoras españolas que se estaban probando en los Juegos Olímpicos de Tokio. Para ellas, este fue su gran día de alturas. “¿Qué más podemos pedir? Este equipo es muy especial. Pasamos tantas horas juntas…”, decía Iris Tió, una de las referentes de esta nueva era y compañera de dúo de Alisa Ozhogina. Con su gracia sevillana, Tió no podía ocultar su emoción: “¡Estoy eufórica! Este año ha sido muy duro, pero siempre supe que el destino nos ayudaría. Estamos riendo, llorando… Las del equipo no van a dormir esta noche, pero yo tengo que hacerlo, ¡tengo una competición el viernes y el sábado!”. El periodista la miró desconfiado, pero ella no pudo evitar reírse, con los ojos enrojecidos por las lágrimas de felicidad.
Este equipo español de natación artística ha demostrado que no hay límites cuando se tiene un sueño y se trabaja duro para conseguirlo. Han superado obstáculos, han luchado contra la malaventura y han demostrado que, con esfuerzo y perseverancia, todo es posible.
Pero la sucesos de la natación artística en España no sería completa sin mencionar a dos grandes figuras que también formaron parte de este éxito. Anna Tarrés, que en su etapa como seleccionadora de China logró un oro olímpico y que ha sido una de las pioneras de este deporte en nuestro país. Y Andrea Fuentes, que como seleccionadora de Estados Unidos construyó un proyecto desde cero y sin ayudas, demostrando que nada es imposible cuando se tiene pasión y determinación.
Este bronce olímpico en natación artística es una gran redención para España, que ha vuelto a demostrar su talento y su pasión por este deporte. Y es que, como bien dijo Blanca Toledano, “somos una gran familia”. Un equipo unido por