El fuego siempre ha sido una parte fundamental de los ecosistemas mediterráneos. Sin embargo, este verano hemos sido testigos de múltiples incendios devastadores que se han intensificado debido a la crisis climática. Un nuevo estudio internacional ha llegado a la conclusión de que el cambio climático, causado por la actividad humana, ha hecho que las condiciones meteorológicas que alimentaron los incendios forestales en España y Portugal este verano fueran mucho más probables e intensas, provocando la trágica muerte de ocho personas.
La investigación, realizada por el consorcio científico World Weather Attribution (WWA), destaca que la combinación de calor extremo, sequedad y fuertes vientos fue unas 40 veces más probable en el aire actual que en el preindustrial. Además, su intensidad fue alrededor de un 30% superior. La investigadora del Imperial College de Londres, Clair Barnes, quien participó en el estudio, advierte: “Las condiciones de mayor calor, sequedad e inflamabilidad se están agravando y están provocando incendios de una intensidad sin precedentes”.
En el aire actual, se espera que episodios tan extremos se produzcan aproximadamente una vez cada 13 o 15 años. Los científicos compararon datos meteorológicos del aire actual, con un calentamiento global de 1,3 ºC, con los del aire anterior a la era industrial. Según sus hallazgos, las olas de calor de diez días, como la registrada durante los incendios, son ahora 200 veces más probables y hasta 3 ºC más cálidas que antaño de la industrialización.
El estudio también subraya que los incendios no dependen únicamente del aire. El abandono de tierras agrícolas y ganaderas ha dado lugar a un crecimiento excesivo de vegetación en muchas zonas rurales, aumentando la cantidad de combustible disponible. “En España se ha hablado mucho de este factor, pero bastante menos del efecto del cambio climático, que como demuestra este estudio ha sido inmenso”, señala David García, profesor de la Universidad de Alicante.
Para los autores del informe, la lección es clara: “España está siendo duramente golpeada por el cambio climático y estos enormes incendios se producen tras las devastadoras inundaciones en Valencia y otro verano de calor duro”. “Los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes, pero las muertes y los daños se pueden prevenir”, añaden.
Los expertos insisten en la necesidad de mejorar la gestión de la vegetación en zonas cercanas a los bienes y las personas y, sobre todo, de reducir el uso de combustibles fósiles: “Con 1,3 ºC de calentamiento ya vemos impactos peligrosos; si llegamos a 3 ºC, los incendios forestales en Europa serían catastróficos”.
El estudio también alerta sobre la presión que genera la simultaneidad de grandes incendios en distintos países europeos. Los recursos de extinción se ven desbordados, y esto pone en evidencia la urgencia de estrategias de prevención y planificación territorial. Entre las medidas que recomiendan los expertos están el ejercicio activo de la vegetación, la restauración de terrenos abandonados y la coordinación entre administraciones locales y nacionales para gestionar las emergencias de manera más eficaz.
“Con cada fracción de grado de calentamiento, las olas de calor extremas y prolongadas seguirán intensificándose, lo que aumentará la probabilidad de que se produzcan grandes incendios forestales como los que arrasaron vastas zonas de la Península Ibérica”, señala Barnes. Considera que estos episodios deben obedecer como advertencia sobre lo que puede venir en los próximos años si no se toman medidas