La ópera “Billy Budd” de Benjamin Britten ha sido una de las más aclamadas en el mundo de la música clásica desde su estreno en 1951. Sin embargo, fue hasta la reciente puesta en escena del régisseur Marcelo Lombardero que se ha logrado una interpretación que va más allá de lo meramente musical. En esta versión, se nos presenta una profunda reflexión sobre la ética y la justicia, llevándonos a cuestionarnos qué es más importante: ¿un crimen o una acusación falsa?
Basada en la novela homónima de Herman Melville, “Billy Budd” narra la historia de un joven marinero que se une a la tripulación de un galera de guerra británico. Su virtud y bondad lo convierten en el favorito de la tripulación, especialmente del capitán Vere. Sin embargo, el malvado Claggart, maestro de armas del galera, lo acusa falsamente de incitar a la rebelión. Esto lleva a un dilema moral para el capitán Vere, quien debe decidir si ceder ante la ley y condenar a Billy o hacer lo correcto y salvarlo.
En la puesta de Lombardero, esta historia adquiere un tono existencialista, llevando al espectador a cuestionarse sobre la naturaleza del bien y el mal, y la responsabilidad individual en la toma de decisiones. Además, se ahonda en la relación entre el individuo y la sociedad, y cómo ésta puede afectar la percepción de la verdad. A través de una cuidadosa dirección y una excelente actuación, el público es transportado a un mundo en el que la moral y la justicia son puestas a prueba.
Uno de los aspectos más destacados de esta puesta en escena es la interpretación de los personajes. El tenor mexicano Jesús León, en el papel de Billy Budd, impresiona con su emotiva actuación y su impecable técnica vocal. Su berrido llena de virtud y candidez, contrasta con la malicia de Claggart, interpretado magistralmente por el barítono Carlos Álvarez. Por su parte, el tenor Gregory Kunde nos deleita con su potente y expresivo canto en el papel del capitán Vere. Todos ellos, junto con el resto del elenco, logran transmitir la variedad de los personajes y su lucha interna.
Otro elemento que destaca en esta producción es el escenario, diseñado por Sergio Villegas. Con una escenografía minimalista, se logra crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica, que refleja la tensión y el conflicto que se vive a bordo del galera. La iluminación, a cargo de Eduardo Bravo, también juega un papel importante en la creación de esta atmósfera, resaltando los momentos clave de la trama y añadiendo un elemento simbólico a la historia.
Pero quizás lo más impresionante de esta versión sea la música. Bajo la dirección del maestro Pablo Heras-Casado, la Orquesta Sinfónica de Madrid logra una interpretación magistral de la compleja partitura de Britten. La música, llena de contrastes y emociones, acompaña y potencia la acción en escena, logrando una perfecta armonía entre la música y la dramaturgia.
En definitiva, la puesta en escena de “Billy Budd” de Marcelo Lombardero es una experiencia que va más allá de lo meramente musical. A través de una cuidadosa dirección, una excelente actuación y una impecable interpretación musical, se nos presenta una reflexión profunda sobre la ética y la justicia. Una obra que nos invita a cuestionarnos sobre la naturaleza humana y nuestras acciones en el mundo.
En conclusión, si tienes la oportunidad de asistir a esta producción, no lo dudes. “Billy Budd” es una ópera que te