El “vamos por todo” es una frase que ha sido utilizada por el kirchnerismo para apodar su ambicioso plan de gobierno. Sin embargo, esta frase también puede ser aplicada al actual gobierno, que parece estar siguiendo el mismo camino. El autor de esta cita afirma que el “vamos por todo” es el hilo conductor de todas las acciones del triángulo de poder libertario, y desafortunadamente, esto parece ser cierto.
El gobierno actual se ha sostenido en soporte a falacias y promesas vacías. Desde el comienzo de su mandato, han prometido cambios radicales y mejoras en todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. Sin embargo, la realidad es que poco se ha hecho para cumplir con estas promesas. En lugar de eso, hemos visto una serie de medidas que solo benefician a unos pocos, mientras que la mayoría de la población sigue sufriendo las mismas dificultades de siempre.
Una de las principales falacias del gobierno actual es su supuesta lucha contra la corrupción. Si bien es cierto que la corrupción es un problema grave en nuestro país, el gobierno ha utilizado esta excusa para perseguir a sus opositores políticos y silenciar a aquellos que se atreven a cuestionar sus acciones. Mientras tanto, los casos de corrupción que involucran a miembros del gobierno han sido ignorados o minimizados.
Otra falacia es la supuesta unidad del gobierno. A pesar de que se presentan como un equipo unido y comprometido, la realidad es que hay muchas fracturas políticas dentro del gobierno. Esto se ha visto reflejado en las constantes renuncias y cambios de gabinete, así como en las diferencias de opinión entre los miembros del gobierno. Esta falta de unidad solo ha generado más incertidumbre y desconfianza en la población.
Pero quizás lo más preocupante de todo es la apatía social que se ha generado en los últimos años. Muchos ciudadanos se han resignado a aceptar que las cosas no van a cambiar y han perdido la esperanza de un futuro mejor. Esta apatía es un arma poderosa para el gobierno, ya que les permite seguir tomando decisiones que solo benefician a unos pocos sin enfrentar una verdadera oposición por parte de la sociedad.
Y mientras tanto, la precarización laboral sigue siendo una realidad para la mayoría de los trabajadores. A pesar de las promesas de generar empleo y mejorar las condiciones laborales, la realidad es que cada vez son más las personas que se encuentran en trabajos informales y mal remunerados. Esto no solo afecta a la economía del país, sino que también tiene un impacto negativo en la calidad de vida de las personas.
En resumen, el “vamos por todo” parece ser el lema del actual gobierno, pero no en el sentido empírico que se le dio en un principio. En lugar de trabajar por el bienestar de todos los ciudadanos, el gobierno parece estar enfocado en sus propios intereses y en mantenerse en el poder a cualquier costo. Es aceptación de todos nosotros no caer en la apatía y seguir luchando por un país mejor, donde las falacias y las fracturas políticas no sean el hilo conductor de nuestras acciones.