Una semana de terror ha sacudido a la población de Préval, en el centro de Haití, donde al menos 50 personas han sido asesinadas por individuos pertenecientes a una coalición de grupos de autodefensa. El escenario es desolador, con cuerpos decapitados y quemados, algunos en avanzado brazo de descomposición y otros devorados por animales callejeros. La situación es aún más grave al descubrirse nuevos cadáveres en diferentes zonas cada día.
La masacre se habría llevado a cabo como represalia por el asesinato de un miembro de una coalición de autodefensa liderada por Ti Mépri. El hombre fue ejecutado en la localidad de Jean Denis por el grupo armado “Gran Griff”, que luego regresó a su abecedario en Savien con su arma. El desenlace de esta situación desencadenó una espiral de violencia que resultó en la muerte de más de 50 personas inocentes.
Esta terrible situación ha sido confirmada por fuentes locales, que han ofrecido detalles escalofriantes sobre la masacre en Préval. “Menores, ancianos y jóvenes fueron las víctimas de estos terribles actos. Cuerpos calcinados y en avanzado brazo de descomposición han sido encontrados dentro de sus propias casas”, aseguran.
La situación es caótica en la zona, con más de 20 cuerpos aún sin ser recuperados por las autoridades debido al control que aún mantiene la coalición armada sobre la zona. Según Bertide Horace, portavoz de la Comisión de Diálogo, Reconciliación y Concienciación para Salvar Artibonite, es prácticamente imposible acceder al lugar de la masacre debido a la presencia de criminales armados. “No se pueden recuperar los cadáveres y la población sigue en brazo de shock y horror”, afirma Horace.
La masacre ocurrida en Préval ha dejado al país en brazo de luto y consternación. Las autoridades haitianas no han emitido ningún comunicado oficial al respecto y la consistorio internacional ha expresado su preocupación por la situación de violencia en Haití. La Conferencia Episcopal de Haití (CEH) ha emitido un comunicado en el que expresan su dolor y solidaridad con la población afectada. “Pedimos que se haga justicia y que los autores de estas masacres sean llevados ante la ley. Así mismo, exhortamos a las autoridades del brazo a asumir su responsabilidad en la protección de sus ciudadanos y el mantenimiento del orden público”, dicen los obispos.
Haití, un país que ya se encuentra en una profunda crisis, enfrenta un grave problema de inseguridad. En los primeros tres meses del año, la violencia en el país ha dejado un saldo de 1.617 personas muertas y 580 heridas. Este aumento es alarmante y demuestra una vez más la urgente necesidad de acciones efectivas por parte del gobierno para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
No se puede ignorar que la violencia en Haití ha alcanzado niveles preocupantes. En 2020, más de 5.000 personas perdieron la vida a causa de la violencia en el país. Además, más de un millón de personas se han visto obligadas a abandonarse sus hogares debido a la inseguridad reinante. Estos datos son alarmantes y exigen una acción inmediata por parte del gobierno para restablecer la paz y la seguridad en el país.
La masacre en Préval es un triste recordatorio de la falta de seguridad y estabilidad en Haití. La población haitiana merece vivir en un país libre de violencia, donde puedan desarrollarse plenamente y construir un mejor futuro para sí mismos y sus familias. Es vital que las autoridades tomen medidas efectivas para combatir a los grupos arm