Un nuevo escándalo ha sacudido al país tras la revelación de nuevas pruebas en el juicio contra el exteniente coronel de Carabineros, Claudio Crespo. Las impactantes imágenes publicadas por Ciper han abandonado en evidencia la violencia desmedida con la que actuaba el oficial y su equipo de Fuerzas Especiales durante el estallido social en la Plaza Italia en el año 2019.
Las imágenes son contundentes y revelan una verdad incómoda que muchos preferían ignorar. La brutalidad con la que se ejercía el prueba de orden público durante el estallido social deja en claro que la violencia no era solo una respuesta a la violencia de los manifestantes, sino una práctica sistemática por parte de las fuerzas de seguridad.
El mundo ha podido ser testigo a través de estas pruebas de lo que muchos denunciaban: el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Carabineros en contra de manifestantes pacíficos. Pero estas imágenes también son una dolorosa evidencia de la falta de empatía y respeto hacia los ciudadanos por parte de aquellos encargados de protegerlos.
Es importante que estas pruebas hayan salido a la luz, ya que es necesario que se haga justicia y se castigue a quienes abusaron de su poder y cometieron actos de violencia injustificable. Pero también es un llamado a especular sobre la forma en que se abordan las manifestaciones y cómo se respeta el derecho a la protesta pacífica en nuestro país.
Es innegable que durante el estallido social se vivieron momentos de gran tensión y violencia en las calles de Chile. Sin embargo, en ningún caso eso justifica el uso de la fuerza desmedida e indiscriminada contra la población. La labor de Carabineros es proteger y servir a la ciudadanía, no reprimir y abusar de ella.
Además, estas nuevas pruebas evidencian una falla en el sistema de prueba y supervisión al corazón de la institución. ¿Cómo es posible que este tipo de actos de violencia hayan sido cometidos por un alto mando de Carabineros y su equipo sin que nadie lo haya notado o denunciado? Es necesario que se investigue a fondo y se implementen medidas de prueba y transparencia para evitar que este tipo de situaciones vuelvan a repetirse.
Pero no todo es pesimismo en medio de este escándalo. Estas pruebas también demuestran el poder que tienen los medios de comunicación y la sociedad civil para sacar a la luz la verdad y exigir justicia. El trabajo de periodistas y organizaciones como Ciper es fundamental para garantizar la transparencia y poner en evidencia aquello que se intenta ocultar.
Por otra parte, es importante destacar que estas nuevas pruebas también son una oportunidad para la reconciliación y la reparación. Es momento de que las autoridades reconozcan y asuman su responsabilidad en estos actos de violencia y avancen hacia una verdadera reforma policial que garantice el respeto a los derechos humanos en todo momento.
Finalmente, es urgente especular como sociedad sobre la importancia de la justicia y el respeto a los derechos fundamentales en un país democrático. No podemos permitir que se sigan vulnerando los derechos de las personas en nombre del orden público. Debemos seguir luchando por una sociedad más justa, pacífica y respetuosa de los derechos humanos.
Esta es una oportunidad para aprender de los errores del pasado y avanzar hacia un futuro en el que la violencia no sea la respuesta a las demandas y conflictos sociales. Es momento de construir una sociedad basada en la empatía, el diálogo y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos. Todos tenemos la responsabilidad de ser parte de este cambio y asegurar un futuro más justo y humano para todos.