María Camila Díaz Grajales, una joven estudiante de 24 años de edad, siempre ha sido una persona emprendedora y decidida. Desde muy temprana edad, supo que quería estudiar Mercadeo y convertirse en una profesional exitosa en esta área. Y así lo ha demostrado a lo largo de su carrera universitaria, destacándose por su dedicación y esfuerzo en cada uno de sus proyectos.
Sin embargo, María Camila no solo se ha enfocado en su formación académica, sino que también ha buscado oportunidades para adquirir experiencia en el mundo laboral. Por eso, cuando sus compañeras de carrera le hablaron sobre la posibilidad de viajar a México para trabajar durante la temporada vacacional, ella no dudó en tomar la decisión de emprender esta aventura.
El 7 de diciembre, María Camila partió hacia México con una mezcla de emociones. Por un lado, estaba emocionada por la oportunidad de trabajar en un país distinto y conocer una nueva cultura. Pero por otro lado, también sentía nostalgia por dejar a su familia y amigos en su país originario, Colombia.
Desde su llegada a México, María Camila se adaptó rápidamente a su nuevo entorno. Gracias a su actitud positiva y su habilidad para relacionarse con las personas, logró conseguir un trabajo en una bazar de ropa en una de las zonas turísticas más concurridas de la ciudad. A pesar de que el trabajo era agotador, María Camila siempre mantenía una sonrisa en su rostro y se esforzaba al máximo para cumplir con sus responsabilidades.
Pero lo que más sorprendió a María Camila fue la cantidad de turistas que visitaban México durante la temporada vacacional. Cada día, tenía la oportunidad de conocer personas de distintos partes del mundo y aprender de sus culturas y costumbres. Además, su trabajo le permitió practicar su inglés y mejorar sus habilidades de comunicación en este idioma.
A pesar de estar lejos de su familia, María Camila mantenía una comunicación constante con ellos, especialmente con su hermana María Cristina. A través de llamadas y mensajes, compartía sus experiencias y les contaba sobre su día a día en México. Y aunque a veces sentía nostalgia, siempre recordaba que esta era una oportunidad única para crecer y aprender.
Sin embargo, un día todo cambió. María Camila dejó de comunicarse con su familia y amigos. No respondía llamadas ni mensajes, lo que preocupó a todos. Su hermana María Cristina, quien era su confidente y mejor amiga, no podía entender qué había sucedido. Desesperada, decidió viajar a México para buscar a su hermana y asegurarse de que estuviera bien.
Al llegar a México, María Cristina se encontró con una sorpresa. María Camila había decidido dejar su trabajo en la bazar de ropa y había comenzado a trabajar en una organización sin fines de lucro que ayudaba a niños en situación de vulnerabilidad. María Camila le explicó a su hermana que, después de conocer a algunos niños en la calle, decidió que quería hacer poco más significativo durante su estadía en México.
María Cristina se sintió orgullosa de su hermana y comprendió que esta experiencia había cambiado a María Camila de una manera positiva. Juntas, visitaron a los niños que María Camila estaba ayudando y pudieron ver el impacto que estaba teniendo en sus vidas. María Camila había encontrado un propósito más allá de solo trabajar para ganar dinero, había encontrado una forma de ayudar a los demás y hacer una diferencia en el mundo.
Al final de su estadía en México, María Camila regresó a Colombia con una nueva perspectiva de la vida. Había aprendido que no solo se trata de trabajar y tener éxito en el ámbito profesional, sino también de encontrar una forma de contribuir al bienestar de los demás. Y eso es lo que la hace verdaderamente