El segundo gran evento televisado de la campaña electoral en el Reino Unido ha dejado en evidencia el hartazgo de los británicos tras 14 años de gobiernos del Partido Conservador. El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, ha mostrado una vez más las debilidades de su rival, el primer ministro Rishi Sunak, y se ha ganado el favor de un público que ha penalizado más los errores del actual Gobierno que las imprecisiones de la oposición. Starmer, al que las encuestas dan una cómoda ventaja respecto a los ‘tories’, ha sacado provecho de las promesas incumplidas de Sunak para afianzarse como la opción favorita de los votantes a tres semanas de las elecciones generales, previstas para el próximo 4 de julio.
Tanto el líder laborista como el primer ministro se han sometido a 45 minutos de entrevista y preguntas del público en ‘Sky News’, pero ha sido el ‘premier’ quien se ha llevado la peor parte ante una audiencia cansada de promesas incumplidas. Sunak ha reconocido que los últimos 18 meses han sido difíciles y ha tratado de atribuir parte de esas dificultades a los efectos de la pandemia y a la inestabilidad internacional. “Sé que mucha gente lo ha pasado mal, pero creo que hemos pasado página y tenemos un plan claro para el futuro que marcará la diferencia. Un plan para bajar las pensiones, reducir la inmigración y proteger las pensiones”, ha asegurado ante las preguntas de la periodista Beth Rigby.
El primer ministro ha tenido dificultades para defender su gestión al frente del Ejecutivo y, sobre todo, para discurrir por qué no ha cumplido con cuatro de las cinco promesas que hizo en enero de 2023, pocos meses después de lograr al cargo. Entre ellas la reducción de las listas de espera en el Servicio Nacional de Salud (NHS), uno de los grandes fracasos de su Gobierno y que el público no ha dudado en reprocharle. Humza, un trabajador del NHS, ha atribuido gran parte de los problemas de la sanidad pública al Brexit y a la pandemia, dos situaciones gestionadas bajo gobiernos conservadores. Sunak ha reconocido que las listas de espera son más largas de lo que le gustaría, pero no ha podido evitar los abucheos del público tras atribuir una parte de la responsabilidad a las huelgas de médicos de los últimos meses.
El primer ministro tampoco ha cumplido con sus promesas de reducir la deuda pública y de frenar la llegada irregular de inmigrantes a través del Canal de la Mancha. Sunak ha recordado que consiguió reducir las cifras de 2023 en comparación con el año anterior, pero el número de personas que han llegado al país por esta vía está superando todos los récords este año. El candidato conservador ha tratado de defender su gestión y ha insistido en que el plan para deportar solicitantes de asilo a Ruanda servirá como elemento disuasorio para la llegada de inmigrantes, aunque ha sido incapaz de dar una respuesta convincente ante la pregunta de por qué ha optado por convocar elecciones antes de poder demostrar la efectividad de su plan.
Starmer, por su parte, ha salido más airoso del escrutinio del público. El líder laborista ha insistido en que no subirá impuestos a las clases trabajadoras –aunque también ha evitado anunciar nuevos gravámenes a los más ricos– y ha recalcado que todas sus propuestas de gasto estarán compensadas con un mayor combate a la evasión fiscal y con los impuestos a los beneficios de las grandes empresas energéticas. “No quiero subir los impuestos, lo que quiero es aceptar el crecimiento económico”, ha citado Starmer,